COMENTARIO

 Lc 20,1-8 

El diálogo tiene la forma de disputa teológica en la que el Señor sale vencedor. A nadie le sorprende que Jesús no diera una respuesta a aquellos hombres «porque Jesús no sabe qué hacer con la astucia calculadora, con la crueldad de corazones fríos, con la hermosura vistosa pero hueca. Nuestro Señor estima la alegría de un corazón mozo, el paso sencillo, la voz sin falsete, los ojos limpios, el oído atento a su palabra de cariño» (S. Josemaría Escrivá, Es Cristo que pasa, n. 181).

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