COMENTARIO
Esta sección comprende el ministerio de Jesús en Galilea, en Jerusalén y en Samaría. Lo que da unidad a toda la sección es que Jesús se manifiesta como Mesías que anuncia y realiza de una nueva disposición divina de salvación, superior a la antigua del Templo y de la Ley de Moisés. Así se refleja en el agua convertida en vino en Caná de Galilea (2,9), en el comentario que el evangelista hace en el episodio de la purificación del Templo («él se refería al Templo de su cuerpo»: 2,21), en la revelación a Nicodemo del nuevo nacimiento por el Bautismo (3,5), y en la conversación del Señor con la samaritana, cuando establece que la verdadera adoración a Dios debe ser «en espíritu y en verdad» (4,23-24). Ante la manifestación de Jesús no cabe la indiferencia; por eso San Juan narra los primeros sentimientos de fe que surgen en los discípulos y en el pueblo, y las primeras reacciones de repulsa por parte de algunos judíos.