COMENTARIO
El Señor ve la necesidad y la remedia: «Todos nosotros tenemos fiebre. Tengo fiebre, por ejemplo, cuando me dejo llevar por la ira. Existen tantas fiebres como vicios. Por ello, pidamos a los Apóstoles que intercedan ante Jesús para que venga a nosotros y nos tome de la mano; pues si Él toma nuestra mano, la fiebre huye al instante» (S. Jerónimo, Commentarium in Marcum 3,5). Por su parte, la persona sanada, la suegra de Pedro, corresponde al don de Jesús poniéndose a servirle de inmediato. Los Padres de la Iglesia han solido comentar el pasaje en sentido espiritual, subrayando la unión de la curación y el servicio: sanados por Jesús, debemos servir a Dios y a nuestros hermanos.