COMENTARIO
Los últimos episodios que narra el evangelista muestran la oposición de las autoridades a Jesús, así que el Señor se aleja de allí para evitar enfrentamientos (vv. 15-16). Sin embargo, no deja de curar a los necesitados. En este gesto, el evangelista descubre la clave doctrinal del misterio de Jesús. Con la cita de Is 42,1-4 (vv. 18-21) muestra el sentido de lo narrado en estos dos capítulos (11,1-12,45), en los que se percibe el endurecimiento de los dirigentes de Israel: en Jesús se cumple la profecía del Siervo doliente, cuyo magisterio amable y discreto había de traer al mundo la luz de la verdad. Su misión como Siervo sufriente, que había comenzado con el Bautismo en el Jordán (3,17), vuelve a mostrarla San Mateo al narrar el rechazo de estos fariseos, y volverá a señalarla de manera especial en su pasión y muerte (cfr 27,30). Sin embargo, el texto del profeta (v. 21) acaba por afirmar el triunfo universal del Mesías humilde, porque sólo Él puede ofrecer lo que esperan las naciones, todas las gentes.