COMENTARIO

 Mt 12,38-45 

A raíz de la señal que le piden, quizá un milagro u otra acción prodigiosa para confirmar su poder, Jesús contesta anunciando su muerte y resurrección, y comparándose con el profeta Jonás. Con este parangón muestra que Él mismo es la «señal» de Dios por excelencia. Tanto los ninivitas como la reina pagana afrentarán a los judíos que no se convierten ni buscan la verdad (vv. 41-42). El rechazo de Jesús por parte de aquellos hombres da pie a una advertencia grave (vv. 43-45): si siguen rechazando la luz, su estado último será peor que el primero.

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