COMENTARIO

 Mc 14,43-52 

El sobrio relato del prendimiento parece indicar que Jesús lo había esperado y no ofrece resistencia. Por eso, por encima de la traición de Judas y de la doblez de quienes van a prenderle de noche, Jesús ve en esos gestos el cumplimiento de las Escrituras (cfr Is 52,13-53,12; Sal 41,10). Sólo Marcos recoge el detalle del joven que escapó desnudo (vv. 51-52). Muchos autores han visto en él una alusión al propio evangelista. En todo caso, representa un intento fallido —al que seguirá enseguida el de Pedro— de seguir a Cristo. En la hora de la entrega, Jesús está solo. Y no podemos olvidar que el camino de Jesús es también el camino del cristiano: «Estar con Jesús es, seguramente, toparse con su Cruz. Cuando nos abandonamos en las manos de Dios, es frecuente que Él permita que saboreemos el dolor, la soledad, las contradicciones, las calumnias, las difamaciones, las burlas, por dentro y por fuera: porque quiere conformarnos a su imagen y semejanza» (S. Josemaría Escrivá, Amigos de Dios, n. 301).

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