COMENTARIO

 Lc 2,39-40 

Resumen de la vida de Jesús en Nazaret. La aldea no se nombra en el Antiguo Testamento, aunque las excavaciones han mostrado que estuvo habitada desde más de mil años antes. No pasaba de ser un racimo de casas pobres, medio excavadas en un cerro de la Baja Galilea, donde unas pocas familias judías vivían de la agricultura y ganadería; habría algún artesano, como José, para prestar servicios variados.

En tiempos de Jesús se mantenía una tradición (cfr Flavio Josefo, Antiquitates iudaicae 2,9,6; 5,4,10; Filón, De vita Moysis 5,10,4) que afirmaba de algunos personajes, como Moisés o Samuel, una inteligencia asombrosa ya en su niñez. El evangelista afirma aquí las dotes de Jesús, aunque enseguida (cfr 2,49) hará ver que Jesús es mucho más grande que esos personajes. San Beda explicaba así este texto: «Nuestro señor Jesucristo en cuanto niño, es decir, revestido de la fragilidad de la naturaleza humana, debía crecer y robustecerse; pero en cuanto Verbo eterno de Dios no necesitaba fortalecerse ni crecer. De donde muy bien se le describe lleno de sabiduría y de gracia» (In Lucae Evangelium, ad loc.).

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