COMENTARIO

 Lc 9,1-50 

La misión de los Apóstoles marca el comienzo de una nueva sección. Es el fin y la coronación del ministerio de Jesús en Galilea. En estos cincuenta versículos se concentran episodios tan trascendentales como la misión apostólica, la multiplicación de los panes, la confesión de Pedro y la Tranfiguración. Es claro pues que el motivo que la recorre gira en torno a las relaciones de Jesús con los Apóstoles. La escena central es la confesión de Pedro (9,18-21). Hasta ese momento, los Apóstoles estaban con el Señor y colaboraban en su misión; desde entonces, Jesús dedica una especial atención a enseñarles el sentido de los acontecimientos que van a ocurrir en Jerusalén y lo que debe ser la vida del discípulo de Cristo. No en vano la doctrina del Señor nos llegó a través de los Apóstoles: «Toda la Iglesia es apostólica mientras permanezca, a través de los sucesores de San Pedro y de los Apóstoles, en comunión de fe y de vida con su origen. Toda la Iglesia es apostólica en cuanto que ella es “enviada” al mundo entero; todos los miembros de la Iglesia, aunque de diferentes maneras, tienen parte en este envío» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 863).

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