COMENTARIO

 Lc 9,7-9 

La actividad de Jesús suscita una pregunta capital: «¿Quién es éste?». En el evangelio se señala que la gente no acertaba con la respuesta (vv. 7-8; cfr 9,18-19), que Herodes estaba perplejo (v. 7), y que Pedro le confesó como Mesías (9,20). Pero también se anota que el motivo que impulsaba a Herodes era la mera curiosidad (v. 9; cfr 23,8), mientras que Pedro hacía un auténtico acto de fe en el que comprometía su propia vida: «El pueblo llega a entrever la dimensión religiosa realmente excepcional de este rabbí que habla de manera fascinante, pero que no consigue encuadrarlo entre los hombres de Dios que marcaron la historia de Israel. En realidad, ¡Jesús es muy distinto! Es precisamente este ulterior grado de conocimiento, que atañe al nivel profundo de su persona, lo que él espera de los “suyos”. (…) Sólo la fe profesada por Pedro, y con él por la Iglesia de todos los tiempos, llega realmente al corazón, yendo a la profundidad del misterio» (S. Juan Pablo II, Novo millennio ineunte, n. 19).

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