COMENTARIO
Como en los inicios de su actividad (cfr 5,1-11), también ahora hay personas que se sienten llamadas a seguir a Jesús. Pedro y los demás Apóstoles «dejaron todas las cosas» (cfr 5,11.28) para seguirle; estas personas, en cambio, todavía tienen que desprenderse de algo. Del mismo modo, su actitud contrasta con la de Cristo, a quien poco antes el evangelista ha mostrado firmemente decidido (cfr 9,51) en su camino hacia Jerusalén. Seguir a Jesús exige radicalidad: «A veces [la voluntad] parece resuelta a servir a Cristo, pero buscando al mismo tiempo el aplauso y el favor de los hombres. (…) Se empeña en ganar los bienes futuros, pero sin dejar escapar los presentes. Una voluntad así no nos permitirá llegar nunca a la verdadera santidad» (Juan Casiano, Collationes 4,12).