COMENTARIO

 Lc 12,1-12 

Casi todo este capítulo (12,1-53) son instrucciones del Señor a sus discípulos. Muchas pueden encontrarse también en el Discurso de la Misión en el primer evangelio (Mt 10,1-42). Por su contenido se dirigen a los discípulos de Cristo. Sin embargo, Lucas advierte que sus oyentes eran «una muchedumbre de miles de personas» (v. 1). Es evidente, por tanto, que las palabras de Jesús se refieren a todos los cristianos.

La enseñanza se inicia con sentencias polémicas. El episodio anterior ha concluido con la decisión de los enemigos de Jesús de «acosarle, atacarle y acecharle» (cfr 11,53-54). Cristo previene a sus discípulos diciéndoles que no serán ajenos a una persecución semejante: serán objeto de la hipocresía de los fariseos como lo fue Él (v. 1); y el desquiciamiento de sus oponentes, que llegaron a atribuir las obras del Hijo del Hombre a Belcebúl (11,15), se repetirá en la vida de sus discípulos. Como Él, serán acusados, no sólo en las sinagogas —como representando a un tribunal religioso— sino ante todo tipo de tribunales (v. 11). Pero Jesús les pide que sean valientes y que le confiesen sin temor (vv. 4.8), porque Dios les cuidará con su providencia (vv. 6-7) y les asistirá con la sabiduría de su Espíritu (v. 12). Desde los primeros cristianos, como San Ignacio o San Policarpo, hasta ahora, estas enseñanzas de Jesús resuenan en las palabras de muchos mártires: «De lo que estoy cierto es de que Dios no me abandonará sin culpa mía. Por esto, me pongo totalmente en manos de Dios con absoluta esperanza y confianza. Si a causa de mis pecados permite mi perdición, por lo menos su justicia será alabada a causa de mi persona. Espero, sin embargo, y lo espero con toda certeza, que su bondad clementísima guardará fielmente mi alma y hará que sea su misericordia, más que su justicia, lo que se ponga en mí de relieve. (…) Nada puede pasarme que Dios no quiera. Y todo lo que Él quiere, por muy malo que nos parezca, es en realidad lo mejor» (Sto. Tomás Moro, Carta escrita en la cárcel a su hija Margarita).

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