COMENTARIO
Si en la primera parte del libro se ha reunido una gran colección de oráculos del profeta, con eventuales interrupciones de textos narrativos, en esta segunda predominan los relatos en prosa. Es muy probable que todos ellos fueran redactados por Baruc, secretario de Jeremías y muy próximo a él a partir del año 605 a.C. (cfr 32,12.16; 36,4-20; 45,1-5 e Introducción). Presentan la predicación de Jeremías y las dificultades que encontró en el cumplimiento de la tarea que le había sido encomendada. El relato, interrumpido sólo ocasionalmente con la inclusión de algunos oráculos, culmina en la llamada «pasión de Jeremías» (37,1-44,30). En ella se narran con cierto detalle los sufrimientos de éste después de la primera deportación a Babilonia, el año 597. El profeta hubo de padecer entonces no sólo la incomprensión, sino también la persecución de aquellos que permanecieron en el territorio de Judá, hasta que, tras la segunda conquista y deportación el año 587, fue obligado a emprender el camino de Egipto, donde murió.
Estas páginas hablan de los principales conflictos en que se vio envuelto: primero con el pueblo, sacerdotes y profetas (26,1-29,32), y después con los reyes que ocuparon el trono en aquellos años turbulentos (34,1-36,32). Los distintos episodios no siguen un orden cronológico, y proceden de varias colecciones de relatos. Una de ellas reúne narraciones acerca de lo acontecido en el reinado de Yoyaquim (caps. 26; 35-36; y 45) y otra de los sucesos acaecidos en tiempos de Sedecías (caps. 27-29). En el centro se encuentra el llamado «Libro de la Consolación» (30,1-33,26), con páginas de denso contenido poético y teológico.