COMENTARIO

 Mt 15,32-39 

Los milagros de Jesús, además de ser hechos reales, tienen carácter de signos de las realidades sobrenaturales: «Acerca de los milagros, después de admirar su grandeza, nos queda por sondear su profundidad. No debemos quedarnos en la superficie, sino que debemos penetrar en su interior, de modo que, lo que vemos y lo que admiramos, lo leamos y lo entendamos» (S. Agustín, In Ioannis Evangelium 24,2). En este caso (v. 37), la sobreabundancia del alimento corporal significa la magnitud de los dones divinos, especialmente de la Eucaristía (cfr Jn 6,1-70). La ayuda de los discípulos (v. 36) señala la mediación de los ministros de la Iglesia: «Los milagros de la multiplicación de los panes, cuando el Señor dijo la bendición, partió y distribuyó los panes por medio de sus discípulos para alimentar la multitud, prefiguran la sobreabundancia de este único pan de su Eucaristía» (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1335).

Para el sentido específico de esta segunda multiplicación de los panes, cfr nota a Mc 8,1-10.

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