COMENTARIO
El pasaje recoge el ambiente típico de la argumentación de los maestros de la época. Los saduceos plantean a Jesús un caso altamente teórico, tal vez imaginado desde el episodio de los siete maridos de Sara, la hija de Tobías (Tb 3,8). El cumplimiento de la ley del levirato (cfr Dt 25,5-10) parecía mostrar la imposibilidad de la otra vida. Los saduceos —contesta Jesús— no han entendido las Escrituras al pensar que aquella ley tendría vigencia en la vida futura; pero, sobre todo, no han comprendido el poder de Dios (v. 30) que es quien mantiene a los hombres en el ser, aunque hayan muerto, y que les otorgará en la resurrección de la carne una condición semejante a la de los ángeles, en la que ya no será necesario el matrimonio. Ratifica así la enseñanza sobre la resurrección de los muertos y la vida bienaventurada (cfr nota a Lc 20,27-40). Al final, el evangelista evoca gustoso la admiración que suscitaban la claridad y la profundidad de la doctrina del Señor.