COMENTARIO

 Mc 12,13-17 

Dentro de su sencillez, la escena revela la grandeza de Jesús. Los que eran enemigos entre sí —fariseos y herodianos— se unen para tentarle. Y la maquinación está más acentuada por el elogio (v. 14) que precede a la pregunta insidiosa. En efecto, si los judíos son el pueblo de Dios para servirle, pagar el impuesto al opresor podía interpretarse como una traición al pueblo de Dios. Si negaba la licitud del impuesto, ahí estaban los herodianos para denunciarle ante el poder romano. La respuesta de Cristo deja admirados a sus interlocutores (v. 17) y es reveladora de la actitud de los cristianos ante las autoridades y las leyes justas (cfr Rm 13,1-7): «Por eso —comenta San Justino— oramos sólo a Dios, y a vosotros, príncipes y reyes, os servimos con alegría en las cosas restantes, os confesamos y oramos por vosotros» (Apologia 1,17,3). Sobre el episodio como fuente de enseñanzas acerca de la potestad temporal y la espiritual, cfr nota a Mt 22,15-22.

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