COMENTARIO

 Mt 9,9-13 

Jesús llama a los que quiere sin atenerse a las distinciones que hacían los fariseos. Ahora llama a un publicano —oficio tenido por pecaminoso, ya que consistía en recaudar los impuestos de los judíos para la hacienda de los romanos—, el mismo que Marcos y Lucas denominan Leví (cfr Mc 2,14; Lc 5,27) y que la Tradición identifica con el autor de este primer evangelio. La actitud de Jesús de acercarse a los pecadores fue causa de escándalo para muchos (11,19). Pero Jesús, por medio de las palabras del profeta Oseas (Os 6,6), identificó su conducta misericordiosa hacia los pecadores con la actitud de Dios mismo hacia ellos. Nadie debe desanimarse al verse lleno de miserias: reconocerse pecador es la única actitud justa ante Dios. Él ha venido a buscar a todos, pero el que se considera ya justo, por ese mismo hecho, está cerrando las puertas a Dios, porque en realidad todos somos pecadores y necesitamos de Dios.

Ante la llamada de Dios, no se nos piden grandes cualidades, sino atención para escuchar y prontitud para corresponder: «Lo que a ti te maravilla a mí me parece razonable. —¿Que te ha ido a buscar Dios en el ejercicio de tu profesión? Así buscó a los primeros: a Pedro, a Andrés, a Juan y a Santiago, junto a las redes: a Mateo, sentado en el banco de los recaudadores… Y, ¡asómbrate!, a Pablo, en su afán de acabar con la semilla de los cristianos» (S. Josemaría Escrivá, Camino, n. 799). cfr notas a Mc 2,13-17 y Lc 5,27-32.

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