COMENTARIO
Ahora toca el turno de los saduceos para tentar a Jesús. Con una historieta «escolar» pretenden ponerle en apuros acerca de la posibilidad de la resurrección de los muertos (cfr notas a Mt 22,23-33 y Lc 20,27-40). Jesús, antes de responder a la dificultad, quiere señalar la raíz de su error: la tendencia del hombre a reducir la grandeza divina a los límites y horizontes meramente humanos, menospreciando la doctrina revelada y el poder de Dios. Alguien puede tener dificultades ante las verdades de la fe y esto no debe extrañar, pues esas verdades superan a la razón. Pero es un intento vano buscar contradicciones en la palabra revelada. A la Sagrada Escritura y, en general, a las cosas de Dios uno debe acercarse con la humildad que la fe exige: «Hay un único Dios, hermanos, que sólo puede ser conocido a través de las Escrituras Santas: Por ello debemos esforzarnos por penetrar en todas las cosas que nos anuncian las divinas Escrituras y procurar profundizar en lo que nos enseñan. Debemos conocer al Padre como Él desea ser conocido, debemos glorificar al Hijo como el Padre desea que lo glorifiquemos, debemos recibir al Espíritu Santo como el Padre desea dárnoslo. En todo debemos proceder no según nuestro arbitrio ni según nuestros propios sentimientos ni haciendo violencia a los deseos de Dios, sino según los caminos que el mismo Señor nos ha dado a conocer en las Santas Escrituras» (S. Hipólito, Contra haeresin Noeti 9).