COMENTARIO

 Lc 6,12-16 

Como en otras ocasiones (9,28; 22,39; etc.), se recoge aquí la oración de Jesús antes de un acontecimiento de importancia (v. 12). Después, el Señor instituye el grupo de los Doce Apóstoles. La elección de doce, con el título peculiar de Apóstoles (v. 13), junto a otros detalles que relatan los otros evangelios (cfr notas a Mt 10,1-4; Mc 3,13-19), orientan hacia la continuidad de la obra de Jesús: la Iglesia fundada por Él. Jesús, enviado por el Padre, asocia a los Apóstoles en su labor: «Esta misión divina, confiada por Cristo a los Apóstoles, tiene que durar hasta el fin del mundo, pues el Evangelio que tienen que transmitir es el principio de toda la vida para la Iglesia. Por eso los Apóstoles se preocuparon de instituir en esta sociedad jerárquicamente organizada a sus sucesores» (Conc. Vaticano II, Lumen gentium, n. 20).

El v. 13 marca la distinción entre los discípulos, en general, y el grupo de los Doce Apóstoles. Viene a expresar la institucionalización de los Doce, a los que Jesús elige nominal y personalmente. Hay muy pocas variantes en las listas que se recogen en el Nuevo Testamento: la única significativa es que San Lucas nombra a «Judas de Santiago» (v. 16; Hch 1,13) donde San Mateo y San Marcos (Mt 10,3; Mc 3,18) mencionan a «Tadeo»; es el Apóstol que en la hagiografía se denomina «Judas Tadeo». Esta homogeneidad indica la importancia que se concede en el Nuevo Testamento a la lista completa de los Doce y la que tendrá también a la hora de la sucesión apostólica.

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